Es común pensar que la aparición de un libro, un sitio de internet, un blog u otro medio que se refiera a los problemas de límites entre Argentina y Chile es muestra de un autor nacionalista rabioso, chauvinista, militarista, a todas luces políticamente incorrecto por esa asociación de adjetivos.
No es objetivo mío, como autor de este blog, presentar el tema como la lucha del bien contra el mal, donde una de las partes está compuesta por buenos muy buenos, víctimas del expansionismo de la otra parte, mala muy mala. Ya hay mucho de esa visión en espejo, maniquea y facilista, en libros, revistas y algunos sitios de internet como para repetir y tratar de competir con sus autores.
Sí pretendo crear un espacio de intercambio de ideas, de debate, de reunión, de intercambio de información, de pensamiento, partiendo –paradójicamente– de lo que parece ser más un tema que lleva a la separación, al distanciamiento.
Creo que debe entenderse al proceso de la formación del límite entre Argentina y Chile responde a una realidad histórica del siglo XIX, la de formación de los estados nacionales. Analizarlo sin tener en cuenta ese aspecto nos llevará a conclusiones incompletas si no erróneas.
Cierto es que el proceso se ha prolongado durante más de un siglo y ha finalizado –así parece– al principio de una nueva etapa histórica que propugna, aparentemente, el reemplazo de los estados nacionales por un mundo interrelacionado, el planeta Tierra globalizado.
Sobre este último, y presente, estadio evolutivo de la política internacional, quiero dejar asentadas mis suspicacias. No creo que ésta globalización sea un proceso simétrico, donde las culturas se mezclen en partes iguales como algunos dicen que ocurrirá. Por supuesto que no descubro nada con esto. Tampoco creo que se trate de un proceso que lleve a la equiparación económica y política de los pueblos. Ese discurso que muestra las bonanzas de la globalización nos llega desde aquellos lugares que impulsan ese proceso y que no son otros que los estados más poderosos política y económicamente del planeta, que seguros de salir beneficiosos buscan hacernos creer al resto que podremos influirlos de igual manera que ellos a nosotros. Error. Biológicamente, antropológicamente, históricamente, políticamente, casi sin excepción, el más poderoso ha terminado imponiéndose al menos poderoso. La diferencia era que antes el proceso era menos sutil.
Este blog también busca promocionar, sería casi mentir no mencionarlo, un trabajo iniciado por mí hace diez años y que en poco tiempo verá la luz en forma de libro. Espero que ese libro, de no mediar ningún contratiempo de último momento que impida su publicación, sirva como primer impacto de una reacción en cadena.
Por último, y haciendo honor al principio de la libre circulación de la información, la característica básica de cualquier medio de comunicación y en especial de internet en esta era denominada “de la información”, este blog permitirá el acceso a documentos, datos históricos, datos de libros y vínculos con sitios de internet que se ocupen del tema limítrofe.
Es un proyecto ambicioso, pero si no fuera así, ¿qué gracia tendría?
De momento, gracias por haberse detenido en este blog.
No es objetivo mío, como autor de este blog, presentar el tema como la lucha del bien contra el mal, donde una de las partes está compuesta por buenos muy buenos, víctimas del expansionismo de la otra parte, mala muy mala. Ya hay mucho de esa visión en espejo, maniquea y facilista, en libros, revistas y algunos sitios de internet como para repetir y tratar de competir con sus autores.
Sí pretendo crear un espacio de intercambio de ideas, de debate, de reunión, de intercambio de información, de pensamiento, partiendo –paradójicamente– de lo que parece ser más un tema que lleva a la separación, al distanciamiento.
Creo que debe entenderse al proceso de la formación del límite entre Argentina y Chile responde a una realidad histórica del siglo XIX, la de formación de los estados nacionales. Analizarlo sin tener en cuenta ese aspecto nos llevará a conclusiones incompletas si no erróneas.
Cierto es que el proceso se ha prolongado durante más de un siglo y ha finalizado –así parece– al principio de una nueva etapa histórica que propugna, aparentemente, el reemplazo de los estados nacionales por un mundo interrelacionado, el planeta Tierra globalizado.
Sobre este último, y presente, estadio evolutivo de la política internacional, quiero dejar asentadas mis suspicacias. No creo que ésta globalización sea un proceso simétrico, donde las culturas se mezclen en partes iguales como algunos dicen que ocurrirá. Por supuesto que no descubro nada con esto. Tampoco creo que se trate de un proceso que lleve a la equiparación económica y política de los pueblos. Ese discurso que muestra las bonanzas de la globalización nos llega desde aquellos lugares que impulsan ese proceso y que no son otros que los estados más poderosos política y económicamente del planeta, que seguros de salir beneficiosos buscan hacernos creer al resto que podremos influirlos de igual manera que ellos a nosotros. Error. Biológicamente, antropológicamente, históricamente, políticamente, casi sin excepción, el más poderoso ha terminado imponiéndose al menos poderoso. La diferencia era que antes el proceso era menos sutil.
Este blog también busca promocionar, sería casi mentir no mencionarlo, un trabajo iniciado por mí hace diez años y que en poco tiempo verá la luz en forma de libro. Espero que ese libro, de no mediar ningún contratiempo de último momento que impida su publicación, sirva como primer impacto de una reacción en cadena.
Por último, y haciendo honor al principio de la libre circulación de la información, la característica básica de cualquier medio de comunicación y en especial de internet en esta era denominada “de la información”, este blog permitirá el acceso a documentos, datos históricos, datos de libros y vínculos con sitios de internet que se ocupen del tema limítrofe.
Es un proyecto ambicioso, pero si no fuera así, ¿qué gracia tendría?
De momento, gracias por haberse detenido en este blog.